PASAJERO A BETANIA, de Teatro El Trueque.

Teatro El Trueque

Elenco: 2 actores, 1 actriz

Dirección: José Félix Londoño

Duración: 1 hora

"Pasajero a Betania" de Teatro El Trueque

«Pasajero a Betania» de Teatro El Trueque.

 

El Trueque hace parte de esa generación de teatreros de Medellín que han sobrepasado la barrera de “grupo nuevo” para alcanzar el estado de “grupo estable con sala”, así como Fractal Teatro, Elemental Teatro, All’ Improvviso, In-Fusión Clown, y Teatriados. Desde marzo de 2009 ocupan la que por muchos años fuera la sede de ExFanfarria Teatro, ubicada a pocos metros del Teatro Pablo Tobón Uribe, en el costado suroriental de la Avenida La Playa.

 

EL HUÉSPED

Pasajero a Betania es una adaptación del texto “Pasajero con destino a Betania” del poeta nadaísta nacido en Andes – Antioquia Gonzalo Arango; dirigida y adaptada por José Félix Londoño. La escena se desarrolla en el bar de Don Luis (interpretado por Hamilton Baena) y la mesera Fuman Chu (interpretada por Ana María Otálvaro), espacio que se convierte además en iglesia y confesionario tras un juego de teatro dentro del teatro. En este bar, ‘Gonzalito’ (actuado por el director del grupo) espera la hora de salida del transporte que lo llevará hacia lo inevitable, y mientras el momento se llega afloran allí situaciones de añoranza, seducción, juego y poesía. Es una obra que circula libremente por el torrente sanguíneo del grupo, y que sabe atrapar al público y convertirlo en un pasajero más de esos viajes del nadaísta que -paradójicamente- hizo tanto por acercarnos a la “flor inútil de la poesía”.

SANGRE BUENA

El disfrute, la adaptación y la sencillez. Este es uno de esos escasos ejercicios que equilibra el doble rol de dirección y actuación, y es tal vez esto lo que hace ver a los actores empapados con la sangre de la dramaturgia pues ésta no les fue impuesta por un tercero externo a la escena, sino definida por alguien que vive la obra desde las tablas junto a ellos en cada función. El trabajo de adaptación al lenguaje teatral también es de rescatar, pues la obra no está basada en un drama teatral y logra mantener la cercanía con los asistentes, llegándoles de manera espontánea y natural -sin necesidad de romper la cuarta pared-. La obra suma fondo y forma.

Otro punto que quiero resaltar es la sencillez: El Trueque logra una obra que conjuga drama y humor, riqueza visual y literaria, economía de recursos escenográficos y poética, tratando un tema complejo: la muerte y nuestras vueltas en el camino para evadirla. Para lograr todo esto no recurren a grandes parafernalias escenográficas, ni personajes abarrotados de vestuario, tics y voces sumamente ficticias; ellos hallaron el camino a la puesta en escena más desde el interior y unos cuantos elementos escénicos: el colchón, las sillas y mesas del bar, el altar de la iglesia y un pocillito de tinto.

Un detalle técnico que nos traslada a otro lugar es el gran telón rojo en el foro, que por un momento nos desprende de la conocida sala de El Trueque para sugerirnos en aquel bar habitado por estos tres personajes y el espíritu del poeta español Miguel Hernández encarnado en una calavera.

SANGRE MALA

Los detalles técnicos y la dicción de los personajes de Hamilton. Aunque en las últimas versiones de la obra han limpiado mucho estos detalles, aún hace falta eliminar esos pequeños tropiezos técnicos que por un leve instante sacan al espectador de la historia que está viviendo para recordarle que se trata de una obra de teatro, a cargo de actores y técnicos de luces y sonido, a cargo de humanos. Por otro lado, algo en lo que El Trueque debe poner atención es la dicción de los personajes de Hamilton Baena, pues en esta obra se hace aun más presente la pérdida de dicción en los parlamentos de Don Lucho y del sacerdote actuado por él, sobretodo en los gritos, que por más naturales que quieran salir siguen siendo parte de una obra de teatro y se deben entender. Recordé de inmediato a su personaje en “El gato, la zorra y pin…”, que también pierde dicción entre grito y ronroneo, así como don Lucho cada que regaña a la Fuman. Aprovecho que mencioné la dicción para hacer una pequeña acotación ‘bilinguística’ en cuanto a la pronunciación de la frase en inglés “that prophet is dead”, que sería más como “dat profet is ded” en vez de “dat profet is dait”; a menos de que sea un error adrede del personaje.

 

En conclusión, el teatro de Medellín necesita obras como ésta, de las que uno está seguro de recomendar a todo tipo de espectador sin temor a que la consideren densa algunos o muy ‘light’, otros, aún sabiendo que les falta mucho camino y experiencia, pero que hacen notar lo recorrido hasta ahora; obras en las que el público está ansioso por aplaudir, no esperando a que se acabe sino inquieto por agradecer con un gesto de ovación la grata experiencia que lo han hecho pasar. “Pasajero a Betania” es como esa película que uno quiere repetir, pues no trabajan por el secreto develado al final sino que hacen de todo el camino un pasaje disfrutable.

 

The CriTick ‘(;_;)’

SILENCIOS DE BAHAREQUE, de Fractal Teatro

Silencios

Silencios de Bahareque, Fractal Teatro.

Fractal Teatro
Marzo 2013
Adaptación y dirección: Mario Sánchez
Duración: 1 hora
Lugar: Fractal Teatro
Estreno: noviembre de 2012

Fractal Teatro es uno de los grupos más recientes de la escena local que cuenta con sala para presentar al público sus obras y las de grupos invitados. Tristemente, a unos cuantos meses de abrirla (abril de 2009) perdieron (ellos y el teatro de Medellín) a Carlos Santa, su primer director; rol que Mario Sánchez asumió desde entonces con respeto y altura. En menos de una década han participado en festivales nacionales e internacionales y han comenzado a fidelizar a una audiencia que viene entendiendo su búsqueda estética y que ver teatro no es un ejercicio ni pasivo ni fácil.

EL HUÉSPED
Silencios de Bahareque es la nueva obra del grupo, basada en la novela de realismo mágico “Pedro Páramo” de Juan Rulfo y en la pintura matérica de Antoni Tàpies. Esta propuesta se estrenó en noviembre pasado tras ganar el apoyo de la IX Convocatoria de Becas para la Creación Artística y Cultural de Medellín – 2012, en la modalidad Teatro de Sala, que hace la Alcaldía de Medellín a través de su Secretaría de Cultura Ciudadana (prueba de que asignar presupuestos para la cultura no desangra a la administración local).
‘Silencios’ es un drama teatral en el que reinan la penumbra y las sombras, los quejidos de ultratumba y los diálogos entre los no vivos; sucede sobre una especie de pintura surrealista que ocupa todo el piso del teatro, en cuyo lienzo se mueven los personajes para complementarla. Tres actrices y un actor para siete personajes; piedras, hojas secas y velas, y un constante sonido ambiente transportan a los espectadores a esa Comala polvorienta y desolada a la que nos remite el autor.

SANGRE BUENA
La elección de la obra y las soluciones técnicas. Parecerá una verdad de perogrullo pero en el teatro nacional hay que pensar con sangre fría para no montar obras cuyo título podría ser: “lo mala que es mi suegra”, “estoy casado a la fuerza” o “no me aguanto a mi mujer”. Por esta razón me parece pertinente resaltar ese hecho -que si bien es una constante en muchos de los grupos locales- no deja de ser un logro. Pedro Páramo es una de las novelas latinoamericanas más importantes y “Silencios de Bahareque” se convierte en un disfrute para quienes ya la hayamos succionado o en una provocación para quienes aún no tengan en su torrente sanguíneo una dosis de Juan Rulfo. La dramaturgia construida por Sánchez e interiorizada por los actores nos entrega pasajes de la novela que abren en la mente del espectador cofres que guardaban la magnífica prosa del libro, o imágenes enigmáticas que incitan a (re)leerlo; todo esto sin caer en la ingenua animación a la lectura al estilo de Mempo Giardinelli.

La parte técnica refleja haber tenido financiación externa (en este caso del estado, por ser ganador de Beca de Creación), pues la apuesta por una escenografía que cubre todo el piso del teatro con puertas y objetos a medio tragar por el tiempo y el olvido, por un maquillaje complejo y por unos vestuarios bien elaborados demuestra no solo haber tenido con qué financiarlos sino habérselos encargado a alguien más para que el grupo se concentrara en la actuación (Mauricio Arroyave – escenografía, Pilar Álvarez – vestuario).
En cuanto a la actuación no haré mucho hincapié pues percibí la obra como un todo articulado entre texto, actuación y puesta en escena, que se logra por el aporte equilibrado de cada componente. No sobra decir que éste no es el caso de un actor que se roba el protagonismo por encima de los otros o incluso del texto; sino piezas claves y bien logradas de un engranaje general: la obra.

SANGRE MALA
Las impostaciones de voz y el final. A veces -como espectador- me parece un cliché del teatro el hecho de que los personajes tengan voces excesivamente fingidas y guturales; barrocas. Pareciera que los vestuarios, el maquillaje, las luces y la escena en general no aportaran a la atmósfera requerida y la voz -sin negar su importancia- fuera la única responsable de ilustrar al espectador la situación representada. Voces tan antinaturales pierden en volumen para ser logradas y en espacios de más de 30 espectadores (aforo promedio de la sala de Fractal) podrían necesitar micrófono, lo que cortaría la atmósfera propuesta y cambiaría la esencia de la obra. El final de la obra es tal vez la única gota mala como tal que considero: la obra simplemente deja de suceder, parece que se interrumpiera. Tal vez fue el tono en que los actores lo hicieron en esta ocasión, pero el auditorio completo permaneció sumido en esos eternos segundos de penumbra en los que nadie sabe a ciencia cierta si es el paso entre un acto y otro o es hora de aplaudir. Por eso tarda tanto el aplauso, porque nadie quiere interrumpir lo que es posible que venga a continuación. En ese punto -a menos de que sea la intención- el grupo debe trabajar, porque no es solo el hecho del aplauso como tal, sino que el espectador abandona el auditorio con un sentimiento de frustración que empaña lo logrado durante el resto de la obra. Es como cerrar con broche de latón, en vez de oro; y esa última percepción es primordial a la hora de optar por volver a la sala o a teatro en general.

Finalmente, “Silencios de Bahareque” es un fiel retrato de lo que es el teatro: incertidumbre, búsqueda, sorpresa. Es una obra que no es fácil de ver para quien busca certezas en el teatro, para quien cree que está a punto de ver una historia de desenlace feliz, o por lo menos predecible. Para quienes asisten a esta obra buscando algo más de lo mismo aplicaría la frase que tanto le repiten a Juan Preciado: “Mejor no hubieras salido de tu tierra, ¿qué viniste a hacer aquí?”.

The CriTick ‘(;_;)’

Una confesión muy esperada. Ahora, saldré hambrienta de mi refugio y continuaré succionando sangre de teatrero.

Vaccalocca

Lo confieso: yo soy The Critick, la garrapata teatral anónima que en octubre del 2011 apareció “succionando sangre de teatrero para luego escribir a qué me supo”, iniciando un proceso de crítica de las obras de artes escénicas que se presentan constantemente en la ciudad. Como allí mismo lo dije no soy un experto en crítica teatral (ni en ese entonces ni ahora), pero algo dentro de mí coaguló motivándome a empezar un ejercicio de observación y socialización de la opinión, pues me faltaba un eslabón de la cadena de este consumo cultural: la reflexión abierta y colectiva de la obra vista. En los pocos meses de la primera etapa de vida de la garrapatica hubo tropezones (empecé en un tono muy agresivo que incomodó a varios amigos del gremio) y también aciertos (el cambio de enfoque de las críticas y los consiguientes comentarios de apoyo), entre los mejores:…

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UNA TEMPORADA EN EL INFIERNO

Una Eternidad en el Infierno

Temporada en el Infierno

En el teatro deben suceder transformaciones en actores y público. Si no, ¿cómo más justificamos este ‘antioficio’?

Teatro Oficina Central de los Sueños

Febrero de 2012

5 actores (3 hombres, 2 mujeres)

Dirección: Jaiver Jurado

Estreno: 2001


EL HUÉSPED

Tras quince años de existencia, la Oficina Central de los Sueños (Ir a…) es uno de los grupos que más palpitan en la ciudad, conocido tanto por su gestión en el gremio como por una línea basada más en literatura que en clásicos del teatro. Entre sus obras hay una con la que no se debería juzgar su proceso general: “Temporada en el infierno”. Es un denso poemario que se basa en la obra homonima del poeta maldito Arthur Rimbaud, representado por cinco personajes de este viaje al inframundo, incluyendo entre ellos al propio Rimbaud (interpretado por William Gómez).

SANGRE BUENA

Las caracterizaciones y la materialización de una estética propia. Desde el ingreso a la sala se observan en el escenario a los cinco personajes que durante alrededor de una hora revivirán fragmentos de este poema en prosa escrito alrededor de 1783. Los vestuarios y trabajos de maquillaje son bien logrados, en especial los de los personajes encarnados por Mary Torres y Fernando Castrillón. Tras un vistazo general de la escena es fácil situarse ante una obra de la Oficina, lo que indica que el grupo viene estructurando con éxito una marca visual que los identifica: trajes de época, espacios irreales y versátiles en vez de escenografías aparatosas y realistas; máscaras, instrumentos musicales no convencionales y ambientes de luz estáticos con transiciones lentas.

SANGRE MALA

La entrega de los actores y el ritmo de la obra. El teatro es un arte inquieto que toma posesión de los actores y los utiliza como canal para cautivar audiencias y sembrar en ellas más dudas que respuestas; es un arte que no resuelve problemas ni paga deudas, una actividad inviable para la sociedad actual pero que se resiste a desaparecer. Por esto mismo, quienes viven por y para él se caracterizan por dejar en el escenario su alma y cuerpo a cambio de una satisfacción etérea, una recompensa difícil de entender para quienes no los seduce el oficio de las tablas. En “Una temporada en el infierno” es difícil percibir un disfrute por parte de los actores; es muy probable que la motivación haya existido pero parece haberse coagulado en el proceso de montaje o repetición de la obra (su estreno fue hace más de una década). Por ende, poco es el disfrute del que goza el espectador durante la ejecución de la obra, y poco cambia en éste al salir del teatro.

Tal vez el hecho de que la obra carezca de una trama convencional en la que los personajes persiguen un fin y de que prácticamente no existan interacciones entre ellos hace más notoria la falta de vida en la escena. Los textos son recitados con una cadencia somnífera, las transiciones entre cuadro y cuadro son muy dilatadas y los movimientos parecen suspendidos bajo el agua, encapsulados en una nube del opio que fumaba Rimbaud.

En cuanto a detalles pequeños, se debe tener cuidado en mantener las voces, sobretodo en el soldado francés interpretado por Fernando Castrillón, quien pierde la impostación durante el canto. En William Gómez persiste el vicio corporal de empuñar y contraer su mano al recitar los textos, característica que parecía ser de su personaje en Las Hortensias, pero que se observa en otros de sus trabajos.

Jaiver Jurado y sus actores han demostrado en obras como Las Hortensias y Amérika que lo logran, que son capaces de abordar un autor y hacer de sus escritos una puesta en escena que disfruten tanto el público como el elenco, sin perder la poética; en este caso, falta una razón que motive un aplauso sincero y nutrido desde el auditorio. Hace falta esa chispa que deja al espectador con una luz diferente en su pecho, brillo que no pagará las cuentas de la luz ni solucionará problemas, pero que talvez sí le servirá como motivación para sobrellevar la realidad abrumadora a la que se enfrenta por obligación en ese otro escenario gigante que es el mundo.

The CriTick ‘(;_;)’

SEBASTIÁN DE LAS GRACIAS

Boleta Sebastián de las Gracias

Sebastián de las Gracias

Febrero 2012

Duración: 1h 10min

Cuentería, Beca de Creación 2010

Narración y adaptación: Jota Villaza

Música: Miguel Ángel Osorio “Tutucán”

Lugar: Sala de Viva Palabra

EL HUÉSPED

Jota Villaza es el director artístico de la Corporación Cultural Viva Palabra (Ir a…), una entidad que lleva casi quince años con una sala dedicada a la cuentería. Con “Sebastián de las Gracias” (Beca de Creación en Narración Oral, 2010, basada en el cuento de tradición oral antioqueña) Villaza toma un segundo aire en sus años de trayectoria en las tablas y oxigena su estilo de cuentero costumbrista.

SANGRE BUENA

La renovación dentro del estilo predefinido y el humor limpio. Jota Villaza se ha conocido en la ciudad por ser -aparte de buen gestor cultural- un cuentero de la tradición paisa. Con “Sebastián de las Gracias”, motivado por la Beca de Creación, demuestra de nuevo por qué es bueno contando cuentos. Nos presenta una forma mejorada de su estilo para narrar, más elaborada y cuidada; acompañado ahora por un trovador Miguel Ángel Osorio «Tutucán» (de Astrocol) que le propone contar esta historia como lo hacían los campesinos de antaño: con tiple y coplas. Villaza retoma este casi olvidado cuento de la tradición oral paisa y lo adapta, resumiendo algunas de sus microhistorias en forma de coplas, lo que le aporta un ritmo secuencial de aventuras que van en crescendo. Los códigos del lenguaje arcaico y de la picardía paisa en la narración se mantienen durante la obra y se logra una interacción tal con el público que lo vuelve un cómplice más para que el héroe logre su cometido, característica especial de la cuentería.

Por otro lado, Jota Villaza logra atrapar por el empleo de un humor cuidado de no caer en lo soez o lo vulgar, lo que hace que resalte frente a otros trabajos de cuentería o de stand up comedy, que no depuran el material y que hacen uso innecesario o desmedido de expresiones subidas de tono, reduciéndoles el rango de público apto o los espacios para presentarse.

SANGRE MALA

El uso de la escenografía y la fuerza escénica del trovador que lo acompaña. Aunque Villaza lleve muchos años contando, su espectáculo es aún nuevo y está apenas adecuándose a una estructura final, más depurada. La escenografía es un libro de dos metros de alto por tres de ancho aproximadamente (recurso ya empleado en otra de sus obras), ubicado en el foro del escenario para apoyar con sus imágenes algunas partes clave del relato. El narrador se sitúa delante del libro, obstruyendo a veces la visual del público, haciendo que las imágenes pierdan la importancia que desde la dramaturgia parece habérseles dado. Esto me lleva a la pregunta: ¿sobra entonces esta escenografía? La respuesta puede ser ‘no’ con el simple hecho de hacerse a un lado y darle más participación a este otro lenguaje que también quiere aportar en la obra: el visual.

Caso similar al del libro sucede con el trovador, si bien hace una entrada con fuerza interrumpiendo el saludo del narrador, a través del desarrollo de la obra pierde peso en su participación, y lo más grave es que se relega en el trabajo que se le encargó: el musical. Es evidente que su papel en la obra es el de liderar los apartes musicales interpretados por los dos artistas, pero le falta ímpetu en su labor, esconde con facilidad su voz -y la de su tiple- no detrás del cuerpo de Villaza como la escenografía, sino detrás de su experiencia en la escena. El trovador no logra aún equilibrar con su presencia el peso que su figura implica en la obra.

Otro aspecto que le resta fuerza a las coplas es que antes de comenzar ya el público ha escuchado las canciones, pues los artistas ensayan el repertorio minutos antes del espectáculo, adelantando los hechos que éstas narran.

Otra gota de sangre mala es el lugar. Tal vez sea la intención para una casa de cuenteros (por la informalidad que los caracteriza), pero un espacio en el que permanecen luces prendidas durante la función y se sigue escuchando la rutina del personal de logística en la casa hace muy difícil la plena concentración en la obra.

The CriTick  ‘(;_;)’

EL PRINCIPITO, el musical

El Principito - Pequeño Teatro

El Principito - Pequeño Teatro

«Mami, ya se acabó? -Yo creo…» (gotita suelta entre el público)

Noviembre de 2011
Duración: 2 horas.
Elenco: 9 actores y 8 músicos
Versión teatral: Rodrigo Saldarriaga
Dirección actoral: Omaira Rodríguez
Dirección espectáculo: Paula Bedoya

EL HUÉSPED

El Pequeño Teatro de Medellín (Ir a…) es uno de los grupos más tradicionales de la ciudad, con una sede propia muy bien acondicionada con 2 salas y con programación permanente (de martes a sábado) con lleno total en la mayoría de los casos. En esta ocasión se alejan de los clásicos del teatro para abordar un clásico de la literatura infantil a manera de musical: El Principito, de Antoine de Saint-Exupéry. Un gran reto, por ser musical y por ser una obra conocida por casi todos.

SANGRE BUENA

Los actores jóvenes y la producción técnica. La Escuela de Formación de Actores del Pequeño Teatro ya está dando sus frutos, y lo más importante de esto es que el grupo profesional decida usarla como cantera para nutrir sus nuevos montajes. El reto que implica hacer parte de la nueva producción de este tradicional grupo de la ciudad se ve asumido con altura y responsabilidad por parte de los nuevos actores; el mayor ejemplo de esto es que hayan decidido dejar el papel de los protagonistas a dos de ellos: Camilo Saldarriaga, como el piloto, y Angélica Marín, como el principito; para quienes este montaje hace las veces de proyecto de grado.

Por otro lado, la calidad de la producción es plausible: los vestuarios son preciosos, la escenografía es de gran realismo, recursividad y plástica (las dos versiones del avión, por ejemplo) y el diseño de maquillaje y luces es creativo y a la medida. El acompañamiento de la banda en la música incidental y ambiental apoya la actuación con efectividad, resaltando las intenciones y envolviendo al espectador en la trama de la historia.

En cuanto al carácter infantil de “El Principito, el musical”, se logra percibir en las niñas y niños un goce por la obra, viendo aparecer frente a ellos los personajes que de seguro ya han escuchado o leído en compañía de sus padres.

SANGRE MALA

Hay que comenzar diciendo que este huésped es muy mal anfitrión; ir al Pequeño Teatro es incómodo, intimidante y en algunos casos hostigante. Antes de ingresar a la sala es obligatorio escuchar un regaño de varios minutos, en el que el acomodador dice cosas como: «el sonido de su celular será molesto (…) lo tendré que sacar de la sala (…) tengo otra obra en la otra sala…»; empleando un tono tan impersonal que parece que no nos encontráramos en un espacio para el arte sino en la fila de una EPS escuchando las indicaciones del vigilante. Todo esto predispone al espectador y genera ansiedad, prevención e incomodidad, y aún no ha comenzado la obra. Para rematar, al final de la obra antes de salir vuelven a atacar con un sermón de cinco minutos acerca de lo miserables que serían si a la hora de decidir cuánto depositar en el sombrero la pasta no es más de lo que los asistentes promedio –a juzgar por las condiciones socioeconómicas- están dispuestos a pagar (Pregunta: ¿Cuánto se reduciría la asistencia al Pequeño Teatro de fijar una tarifa fija entre los $10.000 y los $20.000, como en la mayoría del resto de salas de la ciudad?); finalmente nos arrinconan en la puerta con mirada inquisidora, sonrisa forzada y el sombrero apuntando al pecho para recibir el tan mencionado “aporte voluntario”.

El Principito es una historia conocida e imaginada previamente por la mayoría de los asistentes, y encontrar que El Principito es en realidad una principita genera confusión desde las butacas, sobretodo las ocupadas por los más chicos. Más adelante vemos que varios personajes masculinos también son representados por mujeres, quienes deben engrosar la voz en un tono falsete y fruncir el ceño, en vez de invertirles el género a los personajes y asumirlos como una bebedora, una mujer de negocios, una vanidosa, una falorela y una geógrafa. La escenografía tiene de los grandes musicales el tamaño y la parafernalia, pero es fugaz y hace recapacitar acerca de su verdadera necesidad; salvo el avión, que cobra una mayor importancia para el desarrollo de la obra.

El espectáculo se anuncia como musical pero uno de sus puntos más débiles es precisamente la musicalización. Las canciones son lentas y monótonas, los versos buscan inexplicablemente la rima asonante, lo que les resta sonoridad; además, luego de la cuarta canción sin variar el ritmo se pierde el interés por las melodías. Paradójicamente para un musical, cuando llegan los instrumentos, los cantos y las coreografías se pierde la fuerza que se había ganado durante la actuación. Un detalle casi insignificante -pero que le quita limpieza a la obra- es dejar a los músicos a la vista, ya que al no tener un papel –ni una formación– como actores, durante el tiempo muerto entre canción y canción distraen al público (se amarrar un zapato, hablan con su compañero, bostezan…).

Las imágenes proyectadas acompañan con eficacia el inicio de la obra, la llegada del piloto al desierto; mas se agota este recurso, se vuelve solo redundancia de la actuación. En general en la obra no se trasciende lo literal, hacen falta las reinterpretaciones y las metáforas, sobretodo por ser un texto conocido previamente por la mayoría de los espectadores. Excepción que es justo mencionar en el personaje del zorro, interpretado por Andrés Moure, donde se ve a un humano con aire animal, ágil y rápido, que hace referencia a aquel personaje que todos quisiéramos domesticar; logrado esto sin la necesidad del uso de una máscara de zorro y de desplazarse en cuatro patas. La obra tiene una duración de 2 horas, y esto sumado a que no cuenta con interacciones con el público la hace muy pesada para el público infantil (que a esta altura quiere ir al baño pero teme que lo regañen más).

Finalmente es preferible pagar una boleta de precio alto y fijo, para ahorrarse el regaño, el chantaje a la conciencia y al bolsillo y los bostezos.

The CriTick ‘(;_;)’

GANADORES PRIMEROS PREMIOS CRITICK TEATRAL

El público dio su opinión.

Con éxito se realizaron los Primeros Premios CriTick Teatral a las artes escénicas de Medellín, 2011. Con una participación nutrida y 554 formularios de votación diligenciados tenemos un importante sondeo de las obras, artistas y grupos con mayor impacto positivo en Medellín durante este año. En la votación participaron tanto artistas escénicos como gestores culturales y público de las obras.


A continuación presento los ganadores de cada categoría con el gráfico que ilustra las votaciones para cada uno de los nominados.


GANADORES:

  • Mejor escenografía: ULISES, Teatro Popular de Medellín.
Mejor Escenografía Premios CriTick Teatral Medellin 2011.

Mejor Escenografía Premios CriTick Teatral Medellin 2011.

  • Mejor dramaturgia u obra propia: Jaiver Jurado con Eternidad.
Mejor Dramaturgia Premios CriTick Teatral Medellin 2011.

Mejor Dramaturgia Premios CriTick Teatral Medellin 2011.

  • Mejor obra infantil: Ulises, Teatro Popular de Medellín.
Mejor Obra Infantil Premios CriTick Teatral Medellin 2011.

Mejor Obra Infantil Premios CriTick Teatral Medellin 2011.

  • Mejor musicalización de una obra: La Chica que quería ser Dios, Matacandelas.
Mejor Musicalizacion Premios CriTick Teatral 2011

Mejor Musicalizacion Premios CriTick Teatral 2011

  • Mejor obra de cuentería: Avenida Blanchott, Arca de N.O.E.
Mejor Obra de Cuentería Premios CriTick Teatral 2011

Mejor Obra de Cuentería Premios CriTick Teatral 2011

  • Mejor obra de humor: Guerrilla para kummies, Juan David Pascuales.
Mejor Obra de Humor Premios CriTick Teatral 2011

Mejor Obra de Humor Premios CriTick Teatral 2011

  • Mejor monólogo: Irrisoria, Anamnésico Teatro.
Mejor Monólogo Premios CriTick Teatral 2011

Mejor Monólogo Premios CriTick Teatral 2011

  • Mejor obra de clown: Dr. Jekyll & Mr. Clown, Arca de N.O.E.
Mejor Obra de Clown Premios CriTick Teatral 2011

Mejor Obra de Clown Premios CriTick Teatral 2011

  • Mejor obra de teatro: La Chica que quería ser Dios, Matacandelas.
Mejor Obra de Teatro Premios CriTick Teatral 2011

Mejor Obra de Teatro Premios CriTick Teatral 2011

  • Mejor estreno: Entre Muros, Fractal Teatro.
Mejor Estreno Premios CriTick Teatral 2011

Mejor Estreno Premios CriTick Teatral 2011

  • Mejor actor: Diego Sánchez, Matacandelas.
Mejor Actor Premios CriTick Teatral 2011

Mejor Actor Premios CriTick Teatral 2011

  • Mejor actriz: Ángela María Muñoz, Matacandelas.
Mejor Actriz Premios CriTick Teatral 2011

Mejor Actriz Premios CriTick Teatral 2011

  • Mejor festival: VII Fiesta de las Artes Escénicas.
Mejor Festival Premios CriTick Teatral 2011

Mejor Festival Premios CriTick Teatral 2011

  • Mejor director: Cristóbal Peláez, Matacandelas.
Mejor Director Premios CriTick Teatral 2011

Mejor Director Premios CriTick Teatral 2011

Como The CriTick me manifiesto muy satisfecha con los resultados de los Premios; independientemente de quiénes fueron los ganadores me sonroja la amplia respuesta y el criterio de elección de los votantes, por encima del grupo al que pertenezcan o la sala a la que más asistan (con ciertas excepciones, obviamente).


Éste es tan solo el inicio, esperen mucho más Garrapateatro para el 2.012.


The CriTick ‘(;_;)’

PRIMEROS PREMIOS CRITICK TEATRAL a las artes escénicas de Medellín, 2.011.

En Medellín se ha establecido en la última década una agenda muy variada de artes escénicas, con casi 30 salas que programan permanentemente obras de teatro, clown, títeres, cuentería, pantomima, danza y música. Muchas veces las obras cumplen su temporada y el éxito o fracaso de éstas no trasciende a los comentarios sueltos de los asistentes o la comunidad artísitica. Con el ánimo de hacer un reconocimiento a través de un sondeo de la aceptación que entre espectadores y artistas tuvieron algunas de las principales obras y grupos de la ciudad a lo largo de este año he creado los Primeros Premios Critick Teatral a las artes escénicas de Medellín 2.011.

La mecánica de los premios consiste en la creación de un formulario digital con varias categorías, en las que hay un promedio de 4 grupos o artistas nominados. El público debe acceder (Diligenciar el Formulario) y votar por los nominados de su preferencia; se anunciarán los ganadores con el único interés de que se reconozca una tendencia en la opinión del público de la ciudad.

Debido a la reciente creación de The Critick, pido a los mismos nominados que divulguen la encuesta entre su público, puesto que son ellos quienes eligen a los ganadores.

Al igual que las pocas críticas que he publicado hasta el momento, estos premios tienen el objetivo de contribuir al pensamiento crítico de público y artistas frente a lo que vemos cada día en las artes escénicas de Medellín, así como dar un poco de qué hablar para que cada vez más el teatro “suene” en la vida diaria de los habitantes de nuestra cuidad.

Link para diligenciar el formulario: https://docs.google.com/spreadsheet/viewform?formkey=dFRYVGFGSnRGcnlFbTB3SVdPOVVrMWc6MQ

Link acortado para diligenciar el formulario: http://goo.gl/vOpw9

Espero que les guste esta iniciativa.

The CriTick ‘(;_;)’

El público opina…

¿Para quién se hacen las obras de arte, para los demás artistas o para el público?

Con el ánimo de generar un sondeo permanente de las apreciaciones que de las obras en temporada tienen los espectadores propongo una etiqueta (o Hashtag [HT], como la llaman en Twitter) para expresar qué les parecieron.

¿Cuál es el mecanismo? Las personas pueden publicar su opinión usando el HT #Garrapateatro o mencionando a The Critick (@The_CriTick) para yo luego retuitearlas. El objetivo de esta propuesta es darle voz a los espectadores y a la vez brindarle una retroalimentación a los grupos de la ciudad. No sobra decir que las apreciaciones se deben escribir sin palabras soeces ni discriminatorias, para ahorrarnos mala sangre.

Para quienes no tengan cuenta en Twitter, pueden publicar también sus apreciaciones en la página de Facebook «Critick Garrapateatro«, todo con el mismo objetivo.

¡Espero sus gotas de sangre! ‘(;_;)’

CUIDADO CON LA MORALEJA

Comentario de la obra “CUIDADO CON LA MARIMONDA”, del teatro de títeres Manicomio de Muñecos, ubicado en el barrio La Castellana, al occidente de Medellín.

El Manicomio de Muñecos comenzó con sus locuras hace 36 años, tiempo suficiente para consolidarse como uno de los grupos más representativos del arte escénico de los títeres en Colombia. Pero acumular años no es el único requisito para llegar hasta su posición: un trabajo continuo, una gestión estratégica exitosa y el establecimiento de una estética propia (identificable en alrededor de quince obras) son la causa de su éxito. Liliana Palacio en la dirección artística y Alejandra María Barrada en la dramaturgia son las titiriteras de las cuales bebí un poco de sangre de la obra CUIDADO CON LA MARIMONDA, que a continuación saboreo.

EL HUÉSPED

“Cuidado con la marimonda”, obra de títeres de mesa manipulados a la vista basada en la leyenda que habla de aquel ser femenino que defiende la naturaleza, que se refugia en los ríos, al fondo de los cuales se lleva a quienes no sepan vivir en el bosque sin dañarlo. La puesta en escena es sencilla y práctica: Una mesa principal en la que se muestra un único cuadro con los elementos escenográficos que componen la finca, la quebrada, el bosque y el nacimiento del río; una mesa auxiliar con un candelabro para los momentos de narración dirigida al público; vestuarios negros con gorras para las dos actrices, un juego de luces básicas más una estroboscópica y una de neón y por supuesto, los títeres: cinco muñecos de espuma de unos 60 cm de altos.

SANGRE BUENA

La distribución de la carga actoral. Tal vez los años de trabajo conjunto sean los responsables de la madurez escénica de este dúo, pues aunque fuera de escena tienen personalidades muy disímiles (la una incisiva, la otra introvertida) en el momento escénico logran mantener las cargas distribuidas de tal manera que no sobresale una actriz por encima de la otra como tal, sino que son los personajes, los muñecos en sí, los que se roban el corazón de los espectadores. Manifiestan éstos incluso rasgos de personalidad que trascienden lo superficial y estereotípico para un personaje de una obra infantil, mostrando sangre propia, lo que funciona como espejo para los pequeños espectadores, que ven en el escenario a un niño similar a ellos (Miguel) que cuida el medio ambiente, es honesto y ama a los animales. En contraposición se muestra a Rafael, el hermano mayor de Miguel, que ejemplifica al adulto “vivo” y explotador que nuestra sociedad nos ha venido mostrando como el prototipo paisa, ése que se sale con la suya sin importarle el impacto negativo que puedan tener sus acciones en los otros.

Por otro lado, el trabajo de las voces es de resaltar. Uno de los sellos del trabajo del Manicomio es la voz detrás de los muñecos y la habilidad para manejar entre tan solo dos actrices los diversos personajes que interactúan. En ‘Cuidado con la Marimonda’ encontramos cuatro humanos y un perro; la destreza se manifiesta en aquellos momentos en que interactúan más de dos personajes, sobre todo si son los representados por una de las actrices, quien pasa de una voz a otra sin confundirlas y sin importar –además– si la voz que esté haciendo no pertenezca al títere que esté manipulando, lo que denota una gran compenetración entre ambas titiriteras.

SANGRE MALA

Los distanciamientos y la temática. En diferentes momentos de la obra las actrices realizan distanciamientos brechtianos, intentando romper momentáneamente la cuarta pared para dirigirse de manera directa al público y relatar brevemente hechos que tomarían mucho tiempo representar. El discurso desarrollado en estos momentos se percibe en apariencia cercano a la audiencia más en su ejecución, no lo es; le falta un verdadero tono de conversación, o sea, la doble vía de la comunicación, un interés real por hablar directamente a los espectadores y escucharlos y no simplemente dirigirse hacia el lugar en el que casualmente se encuentran. Se notan las cadencias, las palabras y los tonos planeados, acartonados, mas no impregnados de la espontaneidad propia de la conversación. Por lo tanto se podría decir que rompen la pared, pero dejan un velo que las mantiene alejadas del público y no las deja zafarse del todo del espacio/tiempo del bosque y la historia de la marimonda para referirse al auditorio.

La temática tiene palpable el mensaje pedagógico y ecológico, aunque es tratado con mesura, sobreponiendo detalles inherentes a la historia en sí –mas no a su finalidad– y a los personajes. Esto posibilita que siga siendo una obra de títeres de carácter ecológica y no una conferencia sobre ecología con ayudas artísticas, lo que le sucede a otros grupos. Aun así, si revisamos el repertorio infantil de las artes escénicas en las últimas décadas encontraremos pocos ejemplos de obras que trasciendan estos temas y ahonden en otros dilemas que también conciernen a los más chicos. Son escasas en el teatro infantil colombiano obras que no hablen de ecología, amistad, tolerancia, buenos modales…, pocas las propuestas que se atrevan a hablar de lo que piensan y quieren los niños por encima de lo que deberían pensar y hacer. Así parecen yendo de la escuela a la escuela, en vez de ser el teatro un espacio alternativo en el que se encuentren con temas banales, pero a la larga vitales, poéticos; un descanso de tantas figuras autoritarias a cambio de personajes que piensan como ellos y que toman decisiones propias y viven circunstancias similares a las suyas, sin la necesidad imperiosa de la moraleja.